Vivienda en dos plantas de estilo clásico andaluz con varias reformas posteriores que han dejado una huella más contemporánea.
El reto consistía en embellecer y modernizar las fachadas, demasiado envejecidas con acabados propios de los años setenta y con un mal mantenimiento, para hacer más atractiva la vivienda, sin perder la esencia andaluza de su entrada y su patio pero adaptando sus fachadas principales a un estilo más centro europeo con grandes ventanales y espacios interiores abiertos.
Esta vivienda posee además la particularidad de tener una piscina en planta primera, lo que nos planteaba la necesidad de subir las zonas comunes a su misma altura, y dejar las habitaciones en planta baja, por lo que se replantea la zona de entrada y la comunicación vertical, para equilibrar cada una de las estancias.